Queridos paisanos y amigos que como tantos años os habéis acercado hasta Otones para compartir con nosotros estos días tan especiales de las fiestas de San Benito.
En primer lugar quiero agradecer a los miembros de la comisión, el que se hayan acordado de mí para deciros unas palabras en este comienzo de las fiestas de 1995 y manifestaros también la preocupación que me supuso el pensar que iba a decir, cuando me acordé inmediatamente del pregón tan emotivo que el año pasado nos hizo nuestro querido paisano Paco, tanto por sus recuerdos personales, como por las personas a las que se refirió, que son en definitiva quién hacen la historia de los pueblos.
Hallase situado este pueblecito de la meseta castellana en la provincia de Segovia, distando de la capital 30 kilómetros. Así comienza el libro de “EL CASO DE OTONES DE BENJUMEA”, que seguro que todos los Otoneros tenemos guardado en algún rincón de nuestras casas por la significación tan especial que tiene para todos nosotros.
Es más, quizás me atrevería a decir, el hecho más importante ocurrido en nuestro pueblo. Tuvo lugar en 1927 cuando la Dirección General de Acción Social tuvo la facultad de adquirir fincas en determinados casos de colonización, como el de Otones y permitir a los labriegos del pueblo lograr sus anhelos adquirir las tierras que han cultivado sus antepasados y las casa en que han vivido.
Esta noticia llegó al pueblo cual mensaje providencial y vino cuando según frase del alcalde Sr. Eladio, y que a mi personalmente me emociona cada vez que la leo “SE VEÍAN SIN VOCERO NI VALEDOR, CERRADAS LAS PUERTAS E IRREMEDIABLE SU DESGRACIA”.
Del Sr. Eladio, al que yo casi no conocí, si recuerdo una anécdota muy simpśtica contada por mis padres referida a lo despistado que era, un día se fue a Segovia en la burra y se volvió en autobús y al entrar en la cuadra exclamo “coño, pero si me he dejado la burra en Segovia”.
Hay algo que quisiera destacar como recuerdo a nuestros antepasados y que estś recogido en el libro. Tres sentimientos que destacaban entonces en la forma de ser del pueblo:
· Uno, la alegría y gratitud por la buena acogida a sus deseos redentores.
· Otro, el triunfo económico por haber logrado la cantidad que deberían entregar cuando firmasen la escritura.
· Y el tercero, y para mí más importante, un admirable espíritu de generosa solidaridad de dar quienes tenían dinero a quienes no tenían para que ni un solo vecino dejase de percibir el beneficio del reparto de tierras. ¡Que gran ejemplo para nuestra sociedad actual cada vez más egoísta e insolidaria!.
Es importante destacar el hecho de que sea Otones el primer pueblo en el que se aplicó esta ley, desarrollada posteriormente en otros pueblos de Segovia y de otras provincias.
Hay otros acontecimientos mas recientes y de los que muchos de los que estamos aquí sí nos acordamos. ¿Cómo no vamos a recordar la llegada a Otones del agua de la sierra, del chorro de las 10, para ser más exactos, y lo que supuso para nuestro pueblo? ¡Por fin teníamos agua corriente en nuestras casas! Iban a quedar para la historia esas imágenes que todos conservamos en nuestra memoria de los cubos colocados en los tres caños que habÃa en el pueblo, esperando la hora bendita en que daban el agua y las consiguientes disputas vecinales por si tú no te has puesto en la cola o tú has cogido mas cubos que yo.
Para conocer el origen de tan preciado liquido elemento los chicos del pueblo organizamos una acampada al chorro de las 10 y que yo, después de haber participado entusiasmado en la operación de los preparativos, tuve que quedarme sin ir por culpa de una gripe inoportuna.
De gran importancia también ha sido el progresivo asfaltado de sus calles y en el que una vez mas, sus vecinos colaboraron de una forma admirable para que se pudiera realizar esta obra tan beneficiosa para el pueblo.
Este acontecimiento tiene que ver también con uno de los recuerdos que aún conservo; aquellos barros que había por esas desiertas calles del barrio de abajo y en los que nos metíamos hasta las rodillas, cuando los monaguillos acompañados de la carraca debíamos anunciar a los vecinos los actos que se celebraban durante la Semana Santa.
Y que me decía de aquella víspera de San Benito del año en que se procedía a la inauguración de la actual iluminación que daba otra imagen al pueblo. Atrás quedaban también esos momentos en los que el duro invierno castellano, de noches interminables, de brasero y sabañones, aquellos que como yo, éramos un poco miedosos, nos tocaba ir corriendo a casa desde el lugar donde nos encontrábamos.
Poco a poco se ha ido construyendo la historia de este pequeño pueblo, que aunque más de uno me habéis oído decir que no tiene encantos naturales, no es del todo cierto. Todos hemos podido comprobar en nuestros paseos hasta el empalme o en el más moderno que va hasta el deposito del agua, esas increíbles puestas de sol castellanas llenas de colorido o esas imágenes de los alrededores de los charcos nevados, aunque por desgracia cada vez nieva menos, fotos dignas de cualquier revista de una agencia de viajes invitando al turismo rural, tan de moda en nuestros días.
Sí he dicho siempre que lo más importante de Otones son sus encantos humanos, sus gentes sencillas y acogedoras que cada año nos reunimos entorno a nuestro patrón para pasar unos días alegres y divertidos. Y en medio de este ambiente festivo un pequeño recuerdo a un cartel de aproximadamente 20 años y que significó una nueva época en las fiestas del pueblo por la cantidad de actividades que a partir de ahí se empezaron a hacer, y que decía con letras muy grandes; “5 DÍAS A TOPE 5”.
Quiero aprovechar este momento para animaros a todos y a todas para que cuando el domingo se realice el sorteo de los miembros de la comisión que tengas que preparar las fiestas del próximo año y otras actividades que se puedan realizar en otros momentos, todos nos impliquemos por lo menos en la misma medida que la comisión de estos tres últimos años de nueva aventura y así logremos unas fiestas más amenas, divertidas y participativas. ¡VIVA SAN BENITO!, ¡VIVA OTONES!, FELICES FIESTAS PARA TODOS.